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Nunca es fácil la vida privada de un número uno. La suya es más que su esposa Corinna Brescht y sus hijos Mick, que estaba con él en los Alpes franceses el día del accidente, y Gina María. Su pasión por la velocidad, el vértigo, el peligro y el riesgo son su motor. Como si tuviera que alimentarse de adrenalina también fuera del circuito profesional.
Es difícil esperar menos de una persona que compite encima de un coche a 300 km/h. De hecho le temía a las alturas, pero el paracaidismo se hizo su pasatiempo favorito, según una entrevista que dio en octubre de 2010.
Más allá de los roces y accidentes que protagonizó en el automovilismo, Schumacher incursionó en otras actividades de alta exposición. Hay quien dice que su abandono temporario de la actividad fue para disfrutar de romper los límites arriba de las motos.
En 2009, mientras entrenaba en el circuito de Cartagena (España) con su Honda CBR 1000 RR, sufrió una dura caída. Una importante contusión en el cráneo, perdida de la conciencia y diversos golpes fueron el saldo. Pero no dejó de coquetear con el peligro.
Era muy común que acompañara a su hijo por toda Europa para que compita en karting. Algo tan habitual como aprovechar algunos ratos para tomar el coche de Mick y manejar a gran velocidad por las pequeñas pistas. Pero la velocidad no es exclusiva de los motores.
Aprendió a esquiar de manera paulatina y se convirtió en todo un experto. En ocasiones, se necesitan certificados para poder hacerlo "fuera de pista", es decir, por cualquier área no demarcada y que no ha sido objeto del mantenimiento requerido para que sea usada por los esquiadores.
Para tomar dimensión de su habilidad para esquiar en condiciones extremas, hay que saber que en Madonna di Campiglio, la localidad que suele albergar el Mundial de Esquí Alpino y donde Ferrari arrancaba la temporada, hay un tramo de la pista que lleva el nombre de "Schumi".
"Siempre era muy profesional, tanto como cuando conducía. Se preocupaba por la seguridad. Era preciso y aplicado. Respetaba las reglas", explicaba a La Gazzetta dello Sport Giovanni Catturani, uno de los profesores de esquí que tuvo el alemán en Campiglio.
Por eso llevaba casco el día que chocó contra una roca en la estación de Méribel. La protección se partió en dos, pero salvó a Schumacher de la muerte inmediata.
Seguidores de Michael Schumacher se reúnen en la puerta del Hospital de Grenoble
En el Hospital de Grenoble, el ex piloto alemán pasa su cumpleaños número 45 en un coma inducido y tras haber sido intervenido quirúrgicamente en dos oportunidades, su vida está en peligro. Su futuro es incierto. Más impredecible que al momento de practicar deportes extremos.
Michael Schumacher en su cumpleaños más crítico
Es uno de los deportistas alemanes más importantes de la historia. De hecho, es una leyenda a nivel mundial. Michael Schumacher es el hombre que más títulos cosechó desde la aparición de la Fórmula 1 hasta la actualidad. Un deportista excepcional que escribió las páginas más importantes del automovilismo.Nunca es fácil la vida privada de un número uno. La suya es más que su esposa Corinna Brescht y sus hijos Mick, que estaba con él en los Alpes franceses el día del accidente, y Gina María. Su pasión por la velocidad, el vértigo, el peligro y el riesgo son su motor. Como si tuviera que alimentarse de adrenalina también fuera del circuito profesional.
Es difícil esperar menos de una persona que compite encima de un coche a 300 km/h. De hecho le temía a las alturas, pero el paracaidismo se hizo su pasatiempo favorito, según una entrevista que dio en octubre de 2010.
Más allá de los roces y accidentes que protagonizó en el automovilismo, Schumacher incursionó en otras actividades de alta exposición. Hay quien dice que su abandono temporario de la actividad fue para disfrutar de romper los límites arriba de las motos.
En 2009, mientras entrenaba en el circuito de Cartagena (España) con su Honda CBR 1000 RR, sufrió una dura caída. Una importante contusión en el cráneo, perdida de la conciencia y diversos golpes fueron el saldo. Pero no dejó de coquetear con el peligro.
Era muy común que acompañara a su hijo por toda Europa para que compita en karting. Algo tan habitual como aprovechar algunos ratos para tomar el coche de Mick y manejar a gran velocidad por las pequeñas pistas. Pero la velocidad no es exclusiva de los motores.
Aprendió a esquiar de manera paulatina y se convirtió en todo un experto. En ocasiones, se necesitan certificados para poder hacerlo "fuera de pista", es decir, por cualquier área no demarcada y que no ha sido objeto del mantenimiento requerido para que sea usada por los esquiadores.
Para tomar dimensión de su habilidad para esquiar en condiciones extremas, hay que saber que en Madonna di Campiglio, la localidad que suele albergar el Mundial de Esquí Alpino y donde Ferrari arrancaba la temporada, hay un tramo de la pista que lleva el nombre de "Schumi".
"Siempre era muy profesional, tanto como cuando conducía. Se preocupaba por la seguridad. Era preciso y aplicado. Respetaba las reglas", explicaba a La Gazzetta dello Sport Giovanni Catturani, uno de los profesores de esquí que tuvo el alemán en Campiglio.
Por eso llevaba casco el día que chocó contra una roca en la estación de Méribel. La protección se partió en dos, pero salvó a Schumacher de la muerte inmediata.
Seguidores de Michael Schumacher se reúnen en la puerta del Hospital de Grenoble
En el Hospital de Grenoble, el ex piloto alemán pasa su cumpleaños número 45 en un coma inducido y tras haber sido intervenido quirúrgicamente en dos oportunidades, su vida está en peligro. Su futuro es incierto. Más impredecible que al momento de practicar deportes extremos.
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