Pastor Maldonado es un tipo particular. En la pista y fuera de ella. El primer venezolano en subir al podio, hacer una pole y ganar un gran premio de Fórmula 1 (España 2012), siempre se ha hecho notar, por un lado por su amistad con el fallecido expresidente Hugo Chávez, pero especialmente por su pilotaje sin concesiones. Duro, pero limpio, es un habitual de la sanciones y siempre se ha sentido más mirado que el resto por los comisarios.

Este año Pastor dobla su apuesta ya que ha decidido rescatar el complicado número 13 para la Fórmula 1, que llevaba 38 años inédito en los grandes premios. ¿El motivo? Su única victoria llegó el 13 de mayo en Montmeló y para él, como para muchos venezolanos, el 13 no es tan maldito como en buena parte del mundo. El deporte número 1 en el país caribeño, el béisbol, tiene muchos héroes con el 13 como David Concepción, Omar Vizquel u Osvaldo Ozzie Guillen.

Para la F1 sin embargo, el 13 es casi como la peste desde que en 1925, Paul Trochy perdiera la vida en el Gran Premio de San Sebastián al estrellar su Delage contra un árbol. El colmo de la coincidencia fue que pocos meses después, en la Targa Florio (Sicilia) de abril de 1926 el italiano Giulio Masetti pilotaba para la misma fábrica gala y con el mismo 13 y falleció aplastado por el coche tras caer a un barranco.

Esto supuso que la Federación Francesa retirara este número y que la tradición se alargara de la era de los Grand Prix al inicio del Mundial de Fórmula 1. No se asignaba a nadie, por parte de los organizadores que solían tener ese cometido, y nadie lo quería tampoco. Ni hay box número 13 en los circuitos, ni en los aviones que vuelan a los grandes premios. No existe.

Diez años más tarde, llegó el mexicano Moisés Solana, un piloto de verdad y el único capaz de dar algo de lustre a la cifra ya que logró salir en parrilla 11º con su BRM en el Gran Premio de México de 1963. Eso sí, su motor se rompió en la vuelta 57 cuando ocupaba esa misma plaza en la carrera.

Para Solana la superstición iba por otro lado. Pudo fichar por Ferrari e hizo una prueba en Módena en la que superó los tiempos de Jim Clark, pero al ocupar la misma habitación de hotel en donde estuvo antes su compatriota Ricardo Rodríguez, fallecido poco antes, vio el paralelismo, se le nubló el ánimo y dijo no. Encontró la muerte poco después a bordo de un McLaren en una subida de montaña en 1969 al impactar contra un muro de hormigón.

La última intentona data de 1976 en manos de una de las pocas mujeres que han intentado hacer carrera en la F1. Fue la inglesa Divina Galica en el Gran Premio de casa, Gran Bretaña, montada sobre un Surtees TS 16 preparado por Nick Whiting, el hermano del hoy director de carrera Charlie Whiting. Calificó la 28ª y solo entraban 26, así que no pudo correr.

Maldonado lo tiene fácil para mejorar la escueta pero inquietante historia del número 13. Al menos se seguirá santiguando antes de cada carrera.