Farandula
HIROSHIMA REINDA ante la Sinfónica Juvenil de Caracas
(Japón, 08 de octubre. dpa). La tarde fue gris y la noche lluviosa en Hiroshima, aunque para la Orquesta Sinfónica Juvenil de Caracas (SJC) hoy ha sido uno de los días más luminosos de su vida: debutaron a sala llena en Japón y, tras varias ovaciones durante el concierto, el público los despidió con diez minutos de aplausos.
“Que en una cultura sobria como la japonesa se pongan de pie para aplaudirnos tanto tiempo es increíble. Ahí uno ve que vale la pena el trabajo que hace“, contó Jesús Parra, que unos minutos después de haber soltado la viola aún seguía temblando.
El joven de 19 años, que recientemente impactó al dirigir la Orquesta Nacional Infantil en el Festival de Salzburgo, no salía de su asombro ante el extendido reconocimiento: “Tenemos una sonrisa de oreja a oreja. Tanto furor nos llenó completamente”.
El público, algo inquieto y ruidoso en tramos el concierto, desplegó todo su calor en el final
Con su estreno en Japón, la SJC dirigida por Dietrich Paredes dio inicio a los siete conciertos que brindará en su gira por Asia, que seguirá en Tokio y terminará en Corea del Sur el 20 de octubre, con su última presentación en Seúl.
En Hiroshima, la SJC interpretó hoy la Obertura de “La fuerza del destino”, de Giuseppe Verdi; el Concierto para Piano y Orquesta, de Edvard Giegg; y, en su punto más alto, cerró con la Quinta Sinfonía, de Peter Ilyich Chaikovsky.
El desenlace fue el momento de mayor intensidad en toda la noche. El público, algo inquieto y ruidoso en tramos el concierto, desplegó todo su calor en el final. Se apagaron las luces del teatro Koryu Kaikan y cuando se volvieron a encender, los músicos venezolanos se había puesto las chaquetas deportivas con los colores de su bandera.
Ahí, la SJC hizo explotar el teatro al ritmo del mambo de Leonard Bernstein. Los espectadores empezaron a aplaudir de manera alocada y bailaban, algunos de pie y otros sacudiendo los hombros sentados. Al finalizar, los músicos arrojaron sus chaquetas y decenas de personas se agolparon ante el escenario para llevarse una.
“No paraban de aplaudir y sonreír. ¡Cómo corrían para agarrar las chaquetas! Qué cosa más bonita. En cualquier parte del mundo hay una casa con la chaqueta tricolor, algo que muy pocos países logran“, se enorgulleció Parra, al hablar sobre un cierre que desde hace varios años vienen ofreciendo las diferentes orquestas de El Sistema.
“Después de esa tragedia que hubo acá, esto es una experiencia conmovedora. Los japoneses son unas personas realmente muy amables y eso lo aprecio mucho. Es sorprendente la cultura y la educación que tienen”, dijo Parra, que el lunes participó junto con sus compañeros en un homenaje a los caídos en Hiroshima, por el bombardeo del 6 de agosto de 1945.
Andrés Rivas, de 23 años y primer violín de la SJC, le contó a dpa que ir al Museo de la Paz fue una experiencia fuerte: “Este concierto es un regalo de alegría que nosotros le damos a ellos. Es entregar nuestro corazón. Los sonidos que interpretamos son eso, música para la paz y, en este caso, para la unión de Japón y Venezuela”.
El economista y músico José Antonio Abreu, que en 1975 fundó El Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, siguió todo el concierto sentado en su butaca, a pocos metros del escenario. Solo al final se puso de pie para aplaudir a los músicos.
En el homenaje a los caídos en Hiroshima, el educador de 74 años se había emocionado al decir que la tarea de hacer música, que la Orquesta “cumple todos los días, hoy está trascendida por la misión, que es el mensaje poderoso”.
“La música es la fuente de la alegría y la esperanza”, se quebró Abreu, creador de una red de educación musical que salva a los chicos de la calle en un país tan peligroso como Venezuela. Y pidió: “Que no se olvide que nuestra misión como artistas consiste en traer al mundo los valores espirituales por los cuales el arte ha existido siempre, el valor de la belleza, el bien y la felicidad. Con humildad e inmenso amor, brindamos este homenaje”.
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